Los expertos aseguran que ha tenido una irrupción explosiva, por lo que es necesario saber por dónde movilizarse y a qué velocidades, con el fin de molestar al resto.
La nueva Ley de Convivencia de Modos, más conocida como de Convivencia Vial, aclaró el lugar que les cabe en la vía pública a peatones, ciclistas y automovilistas para que no se produzcan problemas ni accidentes. Sin embargo, a estos clásicos usuarios se les sumó en el tiempo otra forma de moverse por la ciudad, que es arriba de scooters eléctricos.
Según informan en el Automóvil Club de Chile, la irrupción en Santiago de estos dispositivos electromóviles ha sido explosiva y por lo mismo requiere que sus usuarios y los propios peatones respeten las normativas legales.
Lo califican como un medio alternativo, entretenido, económico y amigable con el medio ambiente, pero que no está exento de polémicas, respecto de su uso seguro.
«Un fenómeno»
Como señala Alberto Escobar, gerente de Movilidad de Automóvil Club de Chile, muchos han argumentado que el riesgo de transitar por las calles crece para el peatón y también para quien lo utiliza.
«Son parte del fenómeno que está generando la electromovilidad a nivel mundial y emergen como una opción muy atractiva para realizar trayectos cortos de viaje. Chile está liderando el uso de estos ciclos sustentables a nivel regional, pero preocupa el bajo conocimiento y el errático comportamiento vial que tienen aquellos usuarios que se desplazan diariamente por la ciudad», opina Escobar.
Hace hincapié en que estos vehículos deben transitar por las ciclovías, y, en ausencias de estas, por el lado derecho de la calle. Sin embargo, la ley permite usar la acera en el caso de que el conductor considere que las condiciones de la calle sean altamente peligrosas para su integridad física.
Aquellos que se arriendan pueden alcanzar una velocidad máxima de 25 km/hora, pero la recomendación mundial es que se desplacen a 10 km/hora, para así minimizar potenciales peligros en la ruta y atropellos de peatones. Su recomendación, si es que transitan por la vereda y hay un alto flujo de transeúntes, es que bajen automáticamente del ciclo.
Las excepciones para circular libremente por la vereda son, por ejemplo, los niños menores de siete años y aquellos ciclos o vehículos eléctricos que han sido especialmente adaptados para personas con discapacidad y con movilidad reducida.
Aclara que estos vehículos eléctricos facilitan la vida independiente y la reinserción de las personas con discapacidad en el sistema vial y le sorprende que las empresas que brindan este servicio no ofrezcan la opción de acceder a scooters eléctricos acondicionados, más aún cuando el 20% de la población adulta en el país se encuentra en situación de discapacidad.
«Acercar la tecnología eléctrica a las personas que presentan esta condición es doblemente positivo. Por un lado entrega la autonomía que tanto necesitan y, por otro, incentiva el uso de un medio sustentable», afirma.
Con casco
Como experto en seguridad vial de la institución, asegura que el uso de casco es recomendable, pues este es capaz de reducir las lesiones craneales y cerebrales hasta en 88% en un siniestro. Advierte, eso sí, que, antes de aventurarse en las calles, es importante familiarizarse con el ciclo, ya que no es fácil mantener la estabilidad y el equilibrio.
La razón es que en estos modos de transporte el centro de gravedad está distribuido de manera distinto al de la bicicleta y el peso está en el centro de su eje. También, aconseja ocupar vestimenta llamativa y/o elemento retro-reflectante para hacerse visible ante los demás.
Cómo se usan
Para ocupar los scooters que ofrecen en Las Condes, hay que descargar una aplicación desde App Store o Google Play y registrar la tarjeta de crédito. Esto desbloquea el vehículo cada vez que se quiera usar para, después, estacionarlo en un lugar público dentro del sector estipulado.