El dirigente de los empresarios metalúrgicos y metalmecánicos, Juan Carlos Martínez, sostuvo que en Chile “hacen falta políticas públicas para el fomento de la manufactura”, y se cuestionó si nuestro país representa hoy una buena oportunidad de inversión para proyectos de este tipo.

El impacto que el cierre de la planta de fabricación de contenedores refrigerados MAERSK ha causado en el mundo de la empresa se vio reflejado hoy en las declaraciones del presidente de ASIMET, Juan Carlos Martínez, quien se preguntó “¿en qué fallamos como país”, y si tras lo ocurrido “¿estarán dispuestos otros inversionistas extranjeros a arriesgar su capital en Chile?”.

El dirigente gremial se reunió esta mañana con los socios de ASIMET en una conferencia desayuno a la que fue invitado el gerente general de la Corporación de Bienes de Capital, Orlando Castillo, quien ofreció la charla “Panorama de Inversiones 2018 – 2022, ¿viene pronto el repunte?”.

Durante el encuentro, Martínez calificó el cierre de la planta MAERSK  de San Antonio  como “un balde de agua fría, tanto por el drama humano que significa que más de mil 200 trabajadores pierdan su empleo y porque era uno de los proyectos metalúrgicos metalmecánicos más importantes del último siglo”, señaló.

Al respecto,  formuló una serie de interrogantes a los presentes, como: “¿Qué pasó para que esta naviera danesa decidiera tirar por la borda una inversión de 250 millones de dólares”?  y  “¿es Chile hoy un buen país para invertir en manufactura?”.

El presidente de ASIMET aclaró que el gremio siempre ha sido muy claro en adherir a los principios de la economía abierta y competitiva que existe en Chile porque fue “lo que nos permitió crecer a niveles nunca vistos. Pero tenemos que ser igual de enfáticos en sostener que en Chile claramente hacen falta políticas públicas orientadas al fomento de la manufactura”, afirmó.

Indicó que la industria metalúrgica metalmecánica ha logrado sobrevivir con gran esfuerzo “a pesar de las inequidades de una competencia foránea que no siempre es regulada por la autoridad administrativa, y donde los procesos son lentos, caros y engorrosos. Me refiero a los casos de dumping que, al final cuando se toman medidas, el daño causado ya es casi irreparable”.

Precisó que criticar ese tipo de situaciones en modo alguno significa pedir privilegios, sino que se generen condiciones que sustenten la industria nacional, de lo contrario – dijo- “será inexorable su desaparición a futuro”.

En tal sentido, alertó sobre los desafíos que tiene la manufactura nacional para abordar el nuevo escenario que plantea la irrupción de la llamada Industria 4.0 o manufactura avanzada. “MAERSK cerró su planta, entre otras razones, pues debía importar el 90% de sus insumos  con los costos y vicisitudes que ello implica, pues en Chile no existían proveedores para abastecer su negocio.  “No existe un país en el mundo que haya logrado alcanzar el desarrollo sin una industria manufacturera potente. Aprendamos esa lección y preparémonos para lo que viene”, concluyó.